27 junio 2017

Feminismo, fitness, y felicitaciones


Tengo que decirlo: me sigue molestando que me feliciten con expresiones como ¡qué guapa te has puesto!, ¡qué bien que estás!, o directamente, ¡se te ve mejor más delgada! Pasa el tiempo y todavía encuentro gente que se sorprende con mi apariencia, aunque los cambios más drásticos sucedieron hace años. Hay mucho qué comentar. Para empezar, mientras más pomposa la felicitación, más posible me suena la implicación de que antes no me veía nada bien. Decir que me he "puesto" guapa implica que antes estaba fea. Obviamente, ser o no "bonita" según los estándares dominantes hace tiempo me tiene sin cuidado; lo que ocurre es que percibo que en cierto modo, quien me felicita me está diciendo algo que no se atrevió a decir antes pero que siempre pensó: no te ves bien.


Las felicitaciones del tipo ¡se te ve muy saludable! también son un poco huecas. ¿A alguien le consta cómo estaba mi salud antes? ¿Cómo saben quienes me ven que no estoy sufriendo actualmente alguna enfermedad grave que no se manifiesta externamente? Y más en general: ¿cómo sabe quien mira a una persona con sobrepeso cuál es su historia? ¿Qué tal si esa mujer de 200 lbs antes pesaba 300 y recientemente ha bajado 100? No felicitaríamos solo con ver a una mujer de estatura mediana que pese 200 lbs porque la felicitación no nace ni por el esfuerzo, ni por el compromiso, ni por la constancia. Responde a la apariencia.

Como feminista, los cambios en mi estilo de vida y sus efectos en mi imagen me causan ambivalencias. Estoy convencida de que hay formas feministas de de llevar una vida activa y sana, y eso es lo que procuro difundir. Pero también sé que la industria del "fitness" está dominada por prácticas poco éticas que se aprovechan de la desesperación de muchas personas que se comparan continuamente con ideales de belleza inalcanzables, excluyentes, y opresivos. Creo que por ello mi deporte de elección terminó siendo el levantamiento de pesas. Por rebeldía, por negarme a ser simplemente delgada al estilo de las modelos de pasarela, que dicho sea de paso, frecuentemente sufren desórdenes alimenticios. Mi reacción ha sido dedicarme a construir masa muscular. Si me van a elogiar por mi apariencia, prefiero que me digan robusta o fuerte, antes que "flaquita"" o "delgadita".

El otro problema que no supero es cuando me felicitan por mi "disciplina" y "fuerza de voluntad". Mi cambio de estilo de vida no ha sido sufrimiento y martirio. A diferencia de lo que se ve en los "reality shows" sobre pérdida de peso, yo no he tenido un entrenador personal que me obligue a hacer ejercicio por más de seis horas diarias, hasta vomitar y marearme. No he pasado hambre ni he vivido de lechugas y apios. No he dejado el azúcar. Ni el chocolate, ni los postres. Nadie ha tenido que empujarme para que vaya al gimnasio, o a nadar, o a caminar. Cuando me dicen que admiran mi fuerza de voluntad pienso: cuando aprendemos a leer, a andar en bicicleta, a manejar un auto... raro es que nos alaben la fuerza de voluntad. Lo que hemos hecho, simplemente, es repetir una mecánica hasta que se vuelve automática. Sí, aprender a dominar la técnica es un logro, pero nadie va por ahí alabando la disciplina de todos los que han aprendido a leer y escribir.

La diferencia, claramente, es que en torno a la alfabetización no hay una gran industria que se beneficia de que la gente aprenda a leer a medias o no aprenda en absoluto, para que siempre tenga que volver, ser dependiente de la maquinaria que vende los sueños de delgadez. Las dietas de moda son cíclicas: carbohidratos altos, carbohidratos bajos, paleolítica, ketogéntica, Atkins. Productos que no nos enseñan a planificar nuestra nutrición sino a depender de ellos. Antes, cuando pesaba más, yo no era peor persona que ahora. No era más perezosa ni más descuidada. Pero eso sí, sabía bastante menos.

Si merezco felicitación por algo, tendría que ser por ser tan "nerd". Tan "zanahoria", "noria", cuatrojos, etc. He logrado lo que he logrado porque leo y estudio mucho. Ser estudiosa no requiere ningún talento especial, solo un tipo de personalidad bastante aburrida. Yo soy introvertida y paso mucho tiempo en mis diálogos internos. Si eso es una virtud, entonces bienvenida la felicitación. Pero estoy segura de que sencillamente soy lo que he podido ir construyendo dadas mis circunstancias, límites y privilegios.

¿Les sueno a feminista amargada que no recibe ni críticas ni halagos? ¡Eso parece! Pero quiero concluir diciendo que he escrito todo este texto sonriendo. Al final del día, muchas de estas cosas me causan gracia, pero quisiera que quienes lean esto se cuestionen un poco. Hace unos meses, alguien que vio una foto mía luego de muchos años de no verme me escribió un comentario que decía algo así como "estás hermosa como siempre y se te ve más feliz que nunca". ¿Ven? Claro que hay formas asertivas de halagar a una persona.