Viví en la carísima ciudad de Londres hace unos años, siempre buscando la forma de gastar menos. Los jugos naturales eran demasiado caros para ser una opción, por lo que casi siempre compraba un frasco de "concentrado" para diluir en agua y darle sabor a naranja u otra fruta. En realidad lo que estaba bebiendo no tenía nada frutal, básicamente era jarabe de maíz aguado con colorante y saborizante. En Ecuador, todavía tengo la suerte de levantarme y tomar un vasito de jugo recién exprimido que en Inglaterra me habría costado al menos un par de libras esterlinas. También puedo ir al mercado municipal y comprar los ingredientes para una buena comida a un precio relativamente módico, pues todavía resulta más barato cocinar en casa que comer diariamente en restaurante. Sin embargo, los "combos" de las grandes cadenas de comida rápida están cambiando poco a poco esta situación: más y más personas incorporan a su dieta diaria económicos almuerzos que se consumen en los patios de comidas de los centros comerciales.
Esto a propósito del documental del estadounidense Robert Kenner, Food, Inc. (Comida, S.A.), nominado a los óscares de este año, que ha causado reacciones negativas de los gigantes transnacionales de la industria alimenticia. Se basa, parcialmente, en el polémico libro "Fast Food Nation" de Eric Schlosser, considerado por los críticos como una de las grandes obras sociológicas del siglo.
Food, Inc. muestra la realidad de los procesos agro-industriales, la manipulación genética de los animales y de las semillas vegetales, el trato brutal que se les da a las especies en los criaderos, los químicos tóxicos que se utilizan para "limpiar" la carne contaminada por todas las malas prácticas en la producción masiva. Todo ello en manos de cuatro o cinco corporaciones que controlan prácticamente toda la industria alimenticia en EE.UU. y varios países del mundo. Al parecer la realización le valió a Kenner una serie de problemas legales causados por las compañías, que se amparan en una serie de leyes de protección al buen nombre de la agro industria.
Dentro del filme se da a conocer, además, el caso de Kevin, un niño de 2 años que pereció víctima de la bacteria e-coli, presente en la carne de res de una hamburguesa que comió, debido a la alimentación vacuna a base de maíz en lugar de hierba, puesto que el gobierno subsidia el maíz, volviéndolo muy barato. De hecho, uno de los datos sorprendentes que se presentan, es el porcentaje de derivados de maíz que consumimos todo el tiempo: todos los productos que vende un supermercado prácticamente son diferentes presentaciones del maíz; éste está presente en alimentos como carnes, jugos, cereales, gaseosas, embutidos e incluso en no comestibles como los pañales de bebé.
También la situación laboral dentro de las grandes industrias se menciona: la mayoría de los trabajadores son inmigrantes ilegales que por miedo a la deportación jamás reclaman sus derechos fundamentales, mientras la empresa contratante en realidad tiene un acuerdo con la policía para denunciar sólo a un mínimo porcentaje de la nómina irregular, evitando la escasez de mano de obra barata por efecto de las deportaciones.
La película ha sido criticada por presentar a la industria orgánica como el mesías salvador, a manera de "infomercial", sin percatarse de que a medida que los productores crecen y se venden a las grandes corporaciones, empiezan nuevamente las prácticas mercantiles deshumanizadas que se critican en la propia cinta. También se dice que el director olvida que la industria sólo ofrece lo que el público le pide, y que el individuo es en última instancia el que elige qué consumir. Yo no concuerdo, es evidente que la publicidad crea muchas necesidades artificialmente para empujar al público hacia el consumo. De cualquier manera, es imposible no reconocer el aporte formativo de este documental, cuyo mensaje es, en conclusión, que los animales que consumimos, como se dice en el documental, ya no son animales, sino recreaciones de animales, ideas de animales, construidas y modificadas en la industria para asegurar un mayor provecho económico al menor costo posible, sacrificando la calidad alimenticia y la salud de los consumidores. Por el camino va quedando la agricultura tradicional, la micro empresa y la salud de la familia de clase media, que puede costearse una
Big Mac
por 99c todos los días, pero no una libra de brócoli para preparar un platillo de verdad.
Mi calificación: 4/5
Calificación en Rotten Tomatoes: 97/100
Calificación en IMDB: 7.9/10