El artículo que sigue está basado en algunas notas que tomé hace ya varios meses durante un café filosófico en el que se confrontaron, alrededor del tema del fascismo, profesores, artistas, periodistas y jóvenes políticos, en la ciudad de Cuenca. También se le dio un espacio en el panel a un grupo de jóvenes que se auto proclamados fascistas, conocidos como skinheads de derecha y agrupados bajo el nombre de "Acción Nacional Renovadora", denominación que puede verse escrita en varias paredes de la ciudad de Cuenca, junto a los símbolos que identifican al grupo. Creo necesario publicar en este espacio algunas de las ideas expuestas en el foro que refiero y propiciar su discusión honesta.
El origen filosófico del fascismo y otras ideologías que consideran a unos grupos humanos superiores a otros, puede encontrarse en la Grecia clásica: Platón había propuesto la renovación de Grecia por parte de una élite racista. Para él, la mezcla racial es uno de los orígenes de los males del mundo. De acuerdo con el mito de los metales, unos hombres tienen alma de oro, otros de plata y otros de hierro y bronce, y no deben mezclarse entre sí. Por ello, el Estado debe ser totalitario, los mejores prospectos deben unirse y una depuración eugenésica debe hacerse en la sociedad. Mucho después, Nietzsche, quien conocía la cultura griega, puso al descubierto los aspectos más salvajes de la Grecia clásica. Apolo es el simbolo de la serenidad y la racionalidad, Dionisio es la exaltación y el instinto, lo impulsivo y lo excesivo. El hombre es voluntad de vivir frente a todo. Los valores deben adecuarse a la satisfacción del instinto.
El Fascismo como tal aparece en Italia, alrededor de 1922. El término lo utilizó por primer vez Mussolini y se referia a un antiguo símbolo del poder romano que representaba la unidad civica y la autoridad para castigar a los delincuentes. Para Musolini el fascismo es amor y orden, la disciplina, los ideales espirituales y la dignidad son los máximos valores. El soldado es un verdadero defensor de su tierra, le debe fidelidad a la patria, y defiende al sentimiento de derecha entendiendo como tal al conservar las tradiciones imperiales de la sangre del lugar del que se procede. Las jerarquías son necesarias en la sociedad, la igualdad y la paz son una farsa. Es necesario que el emperador sea el dueño del escalón máximo, es él quien debe acaparar el poder. El emperador es la representación máxima del régimen y su palabra es ley para todos, ya que unos hombres nacieron para gobernar y otros para ser gobernados. Sólo quienes nacieron para ser líderes pueden ejercer cargos públicos. Ser fascista es amar a la familia y buscar la conservación de las tradiciones milenarias. El pueblo es ignorante y el Estado es su único libertador.
En América Latina, en los años 70, hubo regímenes con características fascistas en países como Chile, Argentina, Uruguay, República Dominicana, entre otros. Allí los medios le hacian el juego a los regímenes: La Nación en Argentina, El Mercurio en Chile, en Uruguay, El País. Estos medios callaron ante la violencia y el irrespeto hacia los Derechos Humanos. Actualmente en Ecuador pueden detectarse manifestaciones fascistas en los medios, cuando se habla de limpieza social y exterminio de los delincuentes en lugar de estrategias para acabar con las desigualdades que determinan su aparición. Evidentemente, los intereses de clase están presentes en los medios, porque sus propietarios pertenecen a una clase social.
Sin embargo, lo más alarmante es en realidad la aparición de grupos juveniles que se autodenominan fascistas y cuya presencia empieza a sentirse en la sociedad a través de graffitis, manifestaciones, videos colocados en Internet, volantes que se distribuyen y otros mecanismos para la difusión de su discurso, sin olvidar una serie de acciones que se les atribuyen, generalmente de carácter violento. Acción Social Renovadora es el nombre de uno de esos grupos. Los jóvenes que forman parte de el sostienen que el holocausto u "holocuento" es el gran mito del siglo 21: nunca existieron seis millones de judíos muertos, a lo mucho llegaron a los cien mil. El "modernismo" y la democracia -dicen- han hecho que todos olviden su verdadero pasado, su verdadera tradición, se ha perdido es la estirpe tradicional, la capacidad de "auto-observación", y de esto no tiene la culpa el sistema sino el individuo. No tiene que olvidarse que la raza es necesaria para el resurgimiento de un buen imperio, no se debe buscar el igualitarismo porque lleva a la decadencia. Por ejemplo, los delincuentes no son iguales a las personas integras; la democracia iguala a las personas.
En sentido estricto, ha cambiado la definición de fascismo, pues ahora se entiende como totalitarismo -autoritarismo - militarismo. De cualquier manera, si aceptamos que hay fascismos camuflados e implícitos en las democracias liberales modernas, la pregunta es qué debemos hacer para liberarnos del fascismo más allá del fascismo explícito manifiesto en la historias. Vivimos una suerte de fascismo cultural; nos creemos libres habitantes de Estados de Derecho, aunque cada día sufrimos imposiciones implicitas de toda índole: religiosas, políticas, artísticas, educativas. Vivimos un sistema ambiguo en el cual hay una democracia teórica, una ganancia de libertades teórica, pero en lo práctica se han acomodado las cosas para que a traves de los organismos legales, con nuestros votos, nos sometamos a un fascismo más peligroso, como el que se dio en la conquista de américa cuando se utilizaron los fundamentos del cristianismo para la masacre de los indígenas.