En el delicado universo de las relaciones humanas, probablemente sea la relación de pareja la que más preguntas nos obliga a plantearnos. Las estadísticas muestran un promedio elevadísimo de fracasos matrimoniales en nuestro medio, y tampoco es lo más común encontrarse con noviazgos de años de duración. Dicen por ahí que la monogamia, culturalmente adoptada ante todo por motivos históricos económicos, no es natural en el ser humano. Bueno, diríase que las leyes, los modales y la solidaridad tampoco lo son. De cualquier manera, es evidente que el dilema de cómo sobrellevar la vida en pareja preocupa a muchísimas personas. Al respecto, Mort Fertel, popular consejero matrimonial, tiene un artículo interesante -del cual he tomado los puntos más llamativos- que fija como punto de partida una famosa cita del escritor estadounidense Peter De Vries:
"El problema del matrimonio es que nos enamoramos de la personalidad, pero tenemos que vivir con el carácter."
De acuerdo con Fertel, famoso por inventar un sistema para "poner en forma al matrimonio", es indispensable entender la diferencia entre la personalidad y el carácter: la personalidad es la experiencia que obtienen los demás de nosotros, nuestro perfil público. El carácter es lo que somos cuando "nadie nos ve".
Cuando una pareja se conoce, cada uno le muestra al otro su perfil público. Esto no quiere decir que se estén engañando, es simplemente la personalidad, cómo uno se da a conocer a los demás. Pero la convivencia prolongada obliga a que el "yo interior" se revele tarde o temprano y es entonces, cuando uno se muestra desnudo, que las personas se encuentran por primera vez. En muchos casos, en realidad cada uno se está encontrando consigo mismo por primera vez.
Según Fertel, la razón por la que muchos matrimonios fracasan no es que no sean compatibles con su cónyuge o que no les guste su carácter; es que no les gusta su propio carácter. Ya que toda persona es un espejo que refleja a los demás, cada cónyuge refleja el carácter del otro, y a la mayoría de gente no le gusta lo que ve. Mucha gente prefiere cambiar de pareja antes que continuar con su compañero y tener que seguir viviendo con su propio yo.
El artículo termina con una cita de Baltasar Gracian: "Eres tan real cuanto profundo. Al igual que la profundidad de un diamante, el interior es dos veces más importante que la superficie. Hay personas que son sólo fachada, como una casa que se deja sin terminar cuando se terminan los fondos: tiene la entrada de un palacio, pero las habitaciones interiores de una casucha."
Cuando una pareja se conoce, cada uno le muestra al otro su perfil público. Esto no quiere decir que se estén engañando, es simplemente la personalidad, cómo uno se da a conocer a los demás. Pero la convivencia prolongada obliga a que el "yo interior" se revele tarde o temprano y es entonces, cuando uno se muestra desnudo, que las personas se encuentran por primera vez. En muchos casos, en realidad cada uno se está encontrando consigo mismo por primera vez.
Según Fertel, la razón por la que muchos matrimonios fracasan no es que no sean compatibles con su cónyuge o que no les guste su carácter; es que no les gusta su propio carácter. Ya que toda persona es un espejo que refleja a los demás, cada cónyuge refleja el carácter del otro, y a la mayoría de gente no le gusta lo que ve. Mucha gente prefiere cambiar de pareja antes que continuar con su compañero y tener que seguir viviendo con su propio yo.
El artículo termina con una cita de Baltasar Gracian: "Eres tan real cuanto profundo. Al igual que la profundidad de un diamante, el interior es dos veces más importante que la superficie. Hay personas que son sólo fachada, como una casa que se deja sin terminar cuando se terminan los fondos: tiene la entrada de un palacio, pero las habitaciones interiores de una casucha."