Durante una convención del Partido Socialista en Ohio, en 1918, el líder político Eugene Debs pronunció un discurso anti bélico que le valdría la condena a diez años de cárcel por el delito de sedición . Seguidamente comparto mi versión en español de algunos fragmentos de ese discurso, encontrados en The Memory Hole, un discurso que sigue siendo actual y que no merece perderse en los abismos del olvido histórico:
En la Edad Media, cuando los señores feudales que habitaban los castillos cuyas torres aún pueden verse a lo largo del Rin decidían expandir sus dominios para aumentar su poder, prestigio y riqueza, se declaraban la guerra unos a otros. Pero ellos no iban a la guerra, tal como los señores feudales de hoy, los barones de Wall Street, no van a la guerra.
Ellos declaraban todas las guerras y sus miserables siervos peleaban todas las batallas. Los pobres, ignorantes siervos, habían sido educados para servir a sus amos; para creer que cuando sus amos se declaraban la guerra mutuamente, era su deber patriótico caer uno sobre otro y cortarse la garganta para provecho y gloria de los señores y barones que los despreciaban. Eso es la guerra en pocas palabras. La clase dominante siempre ha declarado la guerra, la clase dominada siempre ha peleado las batallas. La clase dominante tenía todo por ganar y nada qué perder, mientras la clase dominada no tenía nada qué ganar y todo por perder, especialmente su vida.
Siempre te han entrenado para creer que tu deber patriótico es ir a la guerra y morir asesinado bajo sus órdenes. Pero a lo largo de la historia, tú, el pueblo, nunca has tenido voz para declarar la guerra, y aunque pueda parecer extraño, ninguna guerra de ninguna nación, en ninguna época, ha sido declarada por el pueblo.
La clase trabajadora que pelea todas las batallas, que hace los sacrificios supremos, que libremente vierte su sangre y ofrece su cadáver, nunca ha tenido voz para declarar la guerra o hacer la paz. Si la guerra es buena, que sea declarada por la gente. Ustedes que van a perder sus vidas, ustedes más que nadie tienen el derecho a decidir sobre la cuestiones de la guerra y la paz.
En este momento es necesario que sepas que naciste para algo mejor que la esclavitud y ser carne de cañón. Tienes que saber que no fuiste creado para trabajar, producir y emprobecerte mientras enriqueces a un explotador desocupado. Tienes que saber que tienes una mente qué mejorar, un alma qué desarrollar, una humanidad qué sostener...
Siempre te hablan de tu deber patriótico. No les interesa su propio deber patriótico sino el tuyo. Hay una gran diferencia. Su patriotismo nunca los lleva a la línea de fuego o los lanza a las trincheras. Y ahora, entre otras cosas, te exigen "cultivar" jardines de guerra, mientras el gobierno indica que prácticamente la mitad del suelo cultivable está ocioso en manos de los terratenientes, especuladores y aprovechadores. Ellos no cultivan la tierra. Tampoco dejan que otros la cultiven. La mantienen desocupada para enriquecerse, para meterse en el bolsillo millones de dólares de dinero no ganado...
¡Y ahora todos a cumplir con el deber! La llamada de guerra está sonando en nuestros oídos y no podemos faltar sin ser convictos por traición a nosotros mismos y a nuestra gran causa.
No te preocupes del cargo de traición a tu amo, preocúpate de la traición a ti mismo. Sé honesto contigo mismo y no serás traidor de ninguna buena causa en la tierra.