Es necesario, en este espacio, rendir homenaje a la maravillosa Tránsito Amaguaña, aguerrida defensora de los derechos humanos, quien falleció este 10 de mayo de 2009, a los cien años de edad. En la historia de las mujeres valientes que ha tenido nuestro país, destaca esta líder indígena, natural de Cayambe y símbolo de resistencia, que recibiera el Premio Nacional Eugenio Espejo apenas en 2003. Tránsito vivió, cuando niña, los abusos de los terratenientes, propios del régimen de huasipungo que predominaba en la sierra a mediados del siglo pasado, época de la que conserva recuerdos amargos. Después, se casó, tuvo un hijo y trabajó como empleada doméstica. El matrimonio terminaría temprano. Luchó junto a Dolores Cacuango, junto a quien asistía a las reuniones del Partido Comunista, y con quién unió esfuerzos para presionar al Estado a parcelar y redistribuir las tierras entre los indígenas. También fue compañera coidearia de Nela Martínez.
Su pensamiento y militancia de izquierda le valieron persecuciones y censuras continuas: en una ocasión se la acusó de conspirar y recibir dinero de la Unión Soviética -justo cuando regresaba de su viaje a Rusia- con el objeto de impulsar una revolución armada en Ecuador. Estuvo encarcelada varias veces pues se la etiquetaba de "guerrillera".
"Ahora ya voy a casarme" contaba Tránsito entre carcajadas en una entrevista realizada en 2004 por La Hora y publicada en llacta.org. "Una de estas ya ha de venir mi novio y ya me ha de llevar a descansar" decía conmovida, a sus 94 años, llena de vitalidad pese a vivir en condiciones de profunda pobreza.
Tránsito era analfabeta, pero luchó con un coraje apasionado que la erudición no necesariamente garantiza. Fue pionera de la educación bilingüe en las comunidades quichuas, fundadora de los primeros gremios indígenas y sindicatos agrícolas en los años 40 e incansable activista por la justicia social. Murió tranquila mientras dormía, sin padecer ningún sufrimiento. Una mujer que admiro, fuerte y sencilla, de corazón limpio y amante, manos trabajadoras y la risa a flor de labios.